Bueno, pues voy a tomar prestado este espacio para hacer
una crónica de lo que ha sido el Triatlón Arenales 113 (medio IM en Elche), en
la que ya participaba por 3ª vez consecutiva y que este año los Diablillos
éramos muchos y dispuestos a hacerse notar (no por mi, claro).
Para empezar este año alquilamos un apartamento en el
mismo Arenales, lo cual es mucho más cómodo a la hora de dejar los trastos en
boxes el día anterior (y no digamos para el día de la carrera). Este año se
adelantaron horarios y aunque tuve que madrugar como todos los años, esta vez
al estar al lado, el madrugón fue menos.
El día previo a la carrera pues muy relajado. Por la
mañana salí a montar en bici por el circuito de la carrera hasta el polígono
industrial de Elche, ahí ya empecé a disfrutar del aire que pegaba bien, aunque
nada parecido con lo que íbamos a tener en la carrera. Tras la vuelta, recogida
de dorsales, dejar bici en boxes y dedicándote a gastar dinero en los puestos
que montan junto a la carpa, charlando y comiendo con los compañeros del equipo
y asistiendo a la charla técnica en la que hay que admitir que Ximo, que es un
crack, la hace hasta amena y divertida.
Muy resumidamente podemos decir que en eso consistió el
sábado, tras la cena vuelta al apartamento a dejar preparadas todas las cosas
para que el domingo solo tuviera que desayunar, vestirme y bajar a boxes.
El domingo por la mañana para no faltar a la tradición,
antes de que sonase la alarma a las 6, ya estaba despierto. Pies al suelo, y
tras pasada por el baño, a desayunar fuerte aunque el estómago a esas horas aun
no está para que le entre nada. A poco más de las 6.30 ya estaba en boxes
preparando las cosas y comprobando la bici, y en ese momento me doy cuenta de
que me he olvidado los sándwiches de nocilla (que merendilla), uno para mi y
otro para Giselle que me lo había pedido. En principio dudo si subir o no subir
al apartamento a por ellos pero cuando Manu me pregunta por ND3 porque se lo ha
dejado en el hotel, me decido a hacer unas cuestas para ir entonando las
piernas camino del apartamento otra vez.
Abajo, ya quedo bien con Giselle dándole su sándwich de nocilla
y con Manu y su ND3 (por eso le salió tan bien la bici, me debes una).
Como nota curiosa está la consulta que le hago a un juez
Fetri sobre si se puede ir con las pantorrilleras en el agua bajo el neopreno o
no, la respuesta no tiene pérdida: “con la norma en la mano, no. Ahora bien, si
te las pones bajo el neopreno y yo no las veo, pues sí puedes usarlas aunque
proporcionen una ventaja”. Dejando de lado la respuesta, aun sigo buscando cual
es la ventaja aportada por llevar unas pantorrilleras en el agua, más allá de
la que me aporten por llevarlas en la bici y carrera a pie.
Y nada, cuando creo que ya tengo todo, decido irme al
ropero a dejar la mochila e intentar olvidarme un poco de todo intentando
charlar con la gente. Evidentemente no tengo todo porque en la playa me acuerdo
de no haber sacado la visera para la carrera a pie.
Bien, llega la hora de la verdad, al agua a calentar (y
sentir lo fría que está) y meada de rigor, despedidas deseando suerte a los del
equipo y conocidos que te encuentras, y a cámara de llamadas con José Antonio,
Pedro y Julio. Concentración antes del pitido inicial y acumulación de nervios
mientras ves salir a las chicas, y los élites masculino y grupo de edad >45.
Con el bocinazo de salida me llama la atención que la
gente sale igual que si estuviéramos en un sprint, en años anteriores no he
visto esto y me pilla desprevenido. Me quedo un poco encerrado, esquivando hostias
y dando a todo aquel listo que se debe pensar que se puede pasar por encima
mía. Tragos de agua varios y problemas para coger un ritmo de respiración
normal. La verdad es que paso unos 100 metros o más bastante malos que me
agobian mucho pero logro zafarme de la masa nadadora hacia la derecha y ya
poder tomar una brazada normal y respirar cada 3 como suelo hacer y empezar a
sentirme cómodo.
El resto de la natación normal, a mi ritmo aunque sin
saber muy bien por qué, yéndome hacia la izquierda según miraba a la boya
inmediata. Esto me hace tener que levantar la cabeza más de lo normal para no
perder la línea recta y no es achacable a corrientes porque de ser así, al
girar en la 2ª boya, me tendría que haber desviado hacia la derecha, pero no…
seguía con mi deriva a izquierda (o babor, que como estamos en el agua, hay que
hablar con propiedad).
Piso la arena con un tiempo de 29:28, que creo que no está
mal tal y como empecé y que son aguas abiertas. Ahora bien, habría que ver si
eran 1.900 metros o no. En el paso por el chip a la entrada de boxes me marcan
29:54.
Y bien, transición normal (nunca he sido Flash Gordon),
pero sí que gano este año algo porque decido que no voy a hacer la carrera con
las pantorrilleras, con lo cual gano un tiempo muy interesante al no ponérmelas
con las piernas mojadas. Carrerita por boxes y tomo una decisión arriesgada,
que es ponerme las zapatillas en marcha, más aun sabiendo que nada más salir,
el cachondo de Ximo nos mete una pedazo de cuesta del copón. Me sale bien la
jugada y soy capaz de hacerlo, no así unos cuantos que veo que echan pie a
tierra.
Empieza la parte de bici, este año ha habido cambio de
circuito y aunque se alarga un poco (90km clavaditos), el circuito es
una gozada porque está cerrado al tráfico y se desarrolla durante 60km en una
vía de dos carriles por sentido y con un arcén muy generoso. Como dijo Ximo, un
circuito para decir a tu pareja “¿ves cariño como la inversión en las ruedas de
perfil sirve para algo?”.
El problema es que toda la semana ha estado haciendo aire
y como no podía se de otra manera, el día de la carrera también. En el primer
sector (hasta el polígono de Elche) soplaba ligeramente en contra lo que hacía
pensar en una vuelta cómoda, recuperando y a ritmo alegre. Pero no… no fue así.
En el nuevo tramo del sector ciclista el viento pegaba ligeramente de culo en
sentido Alicante, lo que hace que vaya bastante rápido y cómodo. Cómo nota
anecdótica no se le ocurre otra cosa a un globero en bici de montaña que
picarse conmigo en uno de estos tramos rápidos. Yendo a unos 40 km/h el tío con
su MTB echando las tripas y tan contento, yo le miré y le dije que así tenía
que ir 90 km, que no valía solo 300 metros. En fin.
Al llegar a Alicante, giro de 180º y a toparse con el
viento de cara, pues nada… a tomarse las cosas con calma que aun queda mucha
bici por hacer. Tengo un momento de debilidad notándome un poco flojo de
piernas, pero me tomo un gel y o es efecto placebo o realmente funciona, las
malas sensaciones en las piernas se me van. A todo esto, aparte del gel,
procuro ir degustando mis porciones de sándwich de nocilla (que merendilla) y
también trocitos de barrita energética. Para poder empujar bien todo el
engrudo, nada mejor que tragos de agua y/o ND3. A todo esto, me dedico a ir
animando a la gente del equipo que como era de esperar me dan buenas lijadas y
que como voy de “secreta”, no me reconocen al adelantarme: unos me reconocen al
hablarles, otros miran hacia atrás extrañados porque han oído su nombre. Así me
van adelantando José, Alex, Pedro, Carlos, Isaac, Sergio, Raúl y por último
Javi que años atrás me cogía a pie pero este año en la bici se ha aplicado
(bueno, como todos los nombrados que han dado un salto cualitativo destacable
solo que Javi no me cogía :D).
Al comenzar la 2ª vuelta, decido que ya va siendo hora de
echar un pis, así que llegado a un punto alto del circuito, me paro para
aliviarme debidamente. En el tramo de la 2ª vuelta, el aire no se nota mucho y
ahí está la putada del día porque era el inicio del cambio de dirección del
mismo, otra vez llegamos a Alicante y media vuelta. Que bien… aire de culo y a
ir deprisa… hasta Elche. Al llegar a Elche y volver a cambiar el sentido me doy
de bruces con la tortura final, viento fuerte de cara hasta que me bajé de la bici
en Arenales.
Como en todos estos triatlones, en la bici quien manda es
el pulsómetro, así que con el aíre en contra y para no quemarme sigo con el
imperativo de no pasar de 140 ppm y con este aire razón de más, cosa que ya me
ocurrió el año pasado. Así que la parte final me la tomo con mucha calma y
bastante miedo por ver cómo responderán las piernas en la media maratón.
Aprovecho para tomarme un gel con el que atacar el sector a pie en la entrada a
Arenales.
La última cuesta al llegar a Arenales se me atraganta cosa
mala (pánico), pero bueno… llego a boxes dejo la bici y me zampo unos
aminoácidos ramificados que me había olvidado de tomar en la bici. Parcial de
3:03:32 (3:04:04 según clasificaciones)
Y bien, empieza la carrera a pie… a mi ritmo. En esta
parte me había marcado la intención de no parar en los avituallamientos como sí
hice en años anteriores y tomar el líquido que fuera en marcha. Aunque se me hace duro el sector de carrera por el calor,
me anima el hecho de que cuando el terreno se pone llano cojo un ritmo bastante
decente para lo que soy yo, eso sí… las plantas de los pies me arden y en el
avituallamiento que hay en la zona de dunas (km 5 aprox.), decido parar para
vaciarme sendas botellas de agua en cada una de las zapatillas. Ya de paso
aprovecho para mear. Una parada no planificada pero entra dentro de los
márgenes de error.
El refresco de pies me sienta de maravilla y más aun por
el tramo de tierra dura y piedras que hay que cruzar (esta vez,
afortunadamente, solo se va… años anteriores se iba y volvía), acabo la primera
vuelta en unos modestos 58 minutos que para mi saben a gloria y me hacen
plantearme si seré capaz de bajar de 2 horas en los 21km.
Y comienza la 2ª vuelta… no parece que flojee y repetimos
jugada, escaleras y rampa caminando y a trotar… el tramo de bajada tras las
escaleras hay que reconocer que es una gozada aunque castigue un poco las
rodillas, y a llanear.
Durante todo el recorrido me he ido cruzando con la gente
del equipo, ánimos varios en los que reconozco que a veces soy incapaz de decir
el nombre (me debe de faltar riego al cerebro).
Sobre el km 15 adelanto a Raúl que parece tener problemas
musculares, yo sigo a lo mío con vistas a llegar la zona de arena aunque recibo
un par de avisos en el gemelo izquierdo. Llega la arena y me dedico a caminar y
ahora no sólo el gemelo sino el muslo me empiezan a amagar un poco. En el mismo
tramo de arena, me coge Raúl y ya decidimos terminar la carrera juntos (bueno,
el me saca 5 minutos realmente) y eso hacemos. El aun tiene ganas de contestar
a la gente que nos anima y me propone apretar en el tramo final del paseo
marítimo de poco más de un kilómetro. Y bien… apretamos, yo empiezo a temer por
la pierna izquierda, pero aguanto y entramos los dos de la mano en meta, yo con
un tiempo de 1:59:14 en la media maratón (1:58:34 según clasificaciones) y un
tiempo final de 5:39:18 que me saben a gloria teniendo en cuenta que hace dos
años hice 5:29 y eran menos kms de bici y sin viento. Visto así, yo creo que la
carrera ha sido la mejor de las tres participaciones. Además, este año he
nadado mejor y he corrido mejor, bajando de las dos horas que para mi y con
este circuito creo que está muy bien.
Y bueno, tras la llegada a meta, comentarios con el resto
de la gente del equipo, algo de zampa: fruta, paellita, líquido… CERVEZA!!!!!!!
Y felicitaciones a los IM’s porque han hecho una gran carrera y se les ve que
van a correr de cine en Frankfurt.
En resumen, pues muy contento de cómo me salió todo, más
aun teniendo en cuenta que el domingo anterior estuve yéndome por las patas
abajo y me dejó los primeros días de la semana con un poco de flojera de
piernas, pero parece que me recuperé para la carrera. Y el año que viene creo
que va a estar chungo lo de volver a correr, no por falta de ganas, pero otras
obligaciones me van a quitar horas de entrenamiento, sueño… aunque espero que
me dé muchas horas de satisfacciones. Pero quien sabe… lo mismo me da el punto
y cometo una locura.
En total, mis tiempos fueron:
29:28
3:59
3:03:32
3:05
1:59:19
Total 5:39:19
Y los de la organización
29:54 (parcial 125-11 GE)
3:04
3:04:04 (parcial 682-103 GE)
3:42
1:58:34 (parcial 619-98 GE)
Total 5:39:18 (Puesto 616 y 98 de mi G.E.)