miércoles, 23 de noviembre de 2011

Ego

Tengo un problema. He conocido a una mujer estupenda.

Dicen que cuando puedes estar con una persona largos ratos en silencio sin sentirte incómodo es que ahí, hay algo. Pues bien, creo que es el caso y además no se limita a solo esto.

Dormir con ella es un primor. No me pone encima sus pies helados ni invade mi lado de la cama, así como tampoco protesta caso de que sea yo quien invada su mitad. Llegados al extremo, no me lleva la contraria nunca, no me replica y atiende con esa carita de ángel, boca y ojos abiertos todo aquello que tengo a bien contarle. 

Tengo que reconocer que a veces pienso que tanto silencio por su parte me enoja un poco, pero pronto pienso que ella es así, que así sabía que era desde el principio y acabo aceptando de buen grado su comportamiento.

Sobre los momentos íntimos, como soy un caballero no voy a contar nada, eso queda entre los dos. Pero bien es cierto, que si no mantengo la presión deseada en ella, puedo llegar a tener noches frustrantes.

El problema realmente está llegando en los momentos que veo que ella se niega no solo a leer mis textos, no me dice por qué, y por tanto no obtengo crítica alguna. Cosa que deseo con toda mi alma.

Creo que voy a cortar con ella (aunque no sé si dejar que las cosas avancen por si solas y se pinche la relación), para entonces buscar una mujer de carne y hueso, que aunque me haga fregar los platos y cocinar, al menos tenga curiosidad por leer.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Autoestima

Voy buscando últimamente la manera de subir mi autoestima de la manera más eficaz posible, es decir, que me cueste nada o menos y que los resultados sean satisfactorios.

Esto durante un tiempo casaba mal con el pliego de condiciones inicial, dado que la búsqueda se estaba tornando dificultosa, lo cual añadía una carga extra de trabajo que no estoy dispuesto a asumir y lo que es peor, la falta de éxito en mi empresa ejercía el efecto contrario al deseado. Mi autoestima me está obligando a agacharme cuando quiero recogerla.

Ahora estoy probando con una nueva estrategia y creo que puede ser la definitiva.

Me estoy empezando a rodear de objetos, pero no cualquier tipo de objeto, no… todos están siendo elegidos muy concienzudamente: una lata de cerveza vacía, un reloj de cuco al que me niego a darle cuerda (y arranqué con saña el cuco), un aparato de abdominales comprado en el teletienda, el programa electoral de varios partidos, un CD de una de las muchas galas de OT, un alargador de pene y así hasta un largo etcétera.

El verme rodeado de esta serie de objetos completamente inútiles, está logrando definitivamente que yo no me sienta como tal y ver que soy capaz de algo.