lunes, 6 de junio de 2011

Halitosis


El otro día, cepillándome los dientes y tras realizar el tradicional aclarado de los mismos, las palabras empezaron a brotar de mi boca a borbotones. Se trataba de un fenómeno completamente descontrolado ya que todas salían sin yo poder frenarlo y sin pasar un mínimo filtro o censura por mi cerebro.

Todo hay que decirlo, no se trataba de palabras malsonantes, ni la combinación de todas ellas en sus respectivas oleadas de salida daban lugar a incoherencias. Aunque pueda resulta absurda la imagen de alguien con un cepillo de dientes en la mano y soltando palabras una tras otra frente al espejo de un baño.

Afortunadamente, para mi sobre todo, el fenómeno fue finito en el tiempo y ese manantial léxico como vino, se fue y pude abandonar el baño un poco más relajado aunque no del todo, puesto que no tenía la seguridad que esto no fuera a ser un volcán que volviera a entrar en erupción en el momento más inoportuno.

Ya con más tranquilidad decidí pararme a pensar en lo que había ocurrido y las frases que de mi boca habían salido, teniendo como nexo común lo fresco y chisporroteante de todo lo que en ese momento fui capaz de decir.

Desde entonces vivo angustiado, me cepillo los dientes cada dos por tres y me he convertido en un consumidor compulsivo de chicles y caramelos (sin azúcar por supuesto), temeroso de que un día la halitosis haga acto de presencia.

1 comentario:

  1. Me quedo con la imagen de los borbotones de palabras saliendo de la boca. :)

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